Revivir la liberación.
El tráfico se para. La universidad, los colegios y los servicios municipales cierran para celebrar esta festividad local. El centro de la ciudad se convierte en un gigante recinto festivo y toda la ciudad se tiñe de rojo y blanco para celebrar ‘Leidens Ontzet’. La única excepción son los 80 comisarios y miembros del consejo de la Asociación 3 de octubre: vestidos de etiqueta y con sombrero de copa, son los que organizan todos los eventos.
Para ellos, la jornada típica del 3 de octubre comienza con el toque de corneta desde el ayuntamiento a las 7 de la mañana. A las 7.30 se reparten los bocadillos de arenques entre los ciudadanos y a las 8.00 empiezan los cantos. A las 10.00 tiene lugar el servicio conmemorativo y a continuación hay que asistir al teatro al aire libre o al carnaval, que siempre está repleto de niños. Queda el tiempo justo para comer algo rápido en los puestos callejeros antes de que empiece el Gran Desfile a la una en punto. Después tiene lugar la competición de saltos de pértiga de un lado al otro del canal y los espectáculos organizados por la Universidad 3 de Octubre. Quedan justo unas pocas horas para disfrutar de la fiesta antes de los monumentales fuegos artificiales con música que sirven para clausuran un día lleno de acción.
Para muchos, el 3 de octubre es la guinda en un pastel que ha comenzado el día anterior con una comida popular de ‘Hutspot’, un desfile y mucha diversión hasta bien entrada la noche. Y tampoco hay que olvidar todos los eventos que se suceden a lo largo de la semana anterior al 3 de octubre. Casi todos los actos atraen a multitudes que van desde algunos miles (como los cantos corales) hasta decenas de millares (Gran Desfile). Y no importa si a alguien no le gustan los trajes de etiqueta o los sombreros de copa: casi todas las actividades están abiertas al público en general*, sea cual sea su indumentaria. Pero para confundirse con los locales, lo mejor es vestir de rojo y blanco, los colores de la ciudad.
*Los bocadillos de arenques que se reparten el día 3 por la mañana están reservados para los nacidos en Leiden, los residentes y los miembros de la asociación 3 de Octubre que se hayan inscrito para el reparto con anterioridad.
¿Por qué?
Sencillamente, ‘Leidens Ontzet’ es la mayor celebración de identidad local de todas las ciudades de los Países Bajos. Con los magníficos edificios de los siglos XVII y XVIII como telón de fondo, conmemoración y fiesta se unen para demostrar que la historia ni es aburrida ni es solamente pasado. ¿Pero por qué esta celebración?
Durante la guerra de Flandes (1568-1648), el ejército español sitió la ciudad en dos ocasiones. Los patriarcas protestantes de la ciudad se habían posicionado a favor del príncipe Guillermo de Orange, el líder de la revolución contra el rey Felipe II de España. El primer sitio finalizó tras seis meses y con pocas bajas, al marcharse los españoles para luchar en un frente al este del país. Un mes más tarde, el 26 de mayo de 1576, volvieron. El segundo sitio fue muy diferente. La ciudad no estaba adecuadamente preparada para otro largo sitio. No se habían reabastecido de alimentos ni habían contratado nuevas tropas. Ni siquiera habían demolido los baluartes españoles del primer sitio. Las perspectivas eran aún más sombrías sabiendo que los españoles habían arrasado Naarden y Haarlem tras rendirse estas ciudades. En poco tiempo Leiden fue presa del hambre y la plaga, perdiendo un tercio de sus 18,000 habitantes. La moral estaba por los suelos y los líderes de la ciudad tuvieron que poner todo de su parta para evitar la rendición. Entre estos líderes estaba el erudito aristócrata y poeta Janus Dousa y el secretario de la ciudad, Jan van Hout, quienes que juntos fundarían más adelante la Universidad de Leiden. Y también el alcalde Van der Werf, que ofreció su brazo derecho como alimento a una muchedumbre insurgente con tal de que siguieran resistiendo.
Mientras tanto, una fuerza de apoyo de 2500 ‘gueuzen’ (nombre derivado el francés ‘gueux’, mendigos) liderada por el almirante Louis de Boisot se acercaba a la ciudad. Y lo hacía nada menos que en barco, porque Guillermo de Orange había ordenado destruir los diques, dejando que el mar inundara las fértiles tierras que rodeaban Leiden. La flota se enfrentó con serios contratiempos a lo largo del camino. Lo peor fue el viento en contra que les arrastraba de vuelta hacia el mar, dejándoles prácticamente varados al sur de Leiden. Sólo cuando el viento cambió, el 18 de septiembre, lograron acercarse de nuevo a la ciudad utilizando otra ruta. Para el 2 de octubre, la situación de las tropas españolas en torno a Leiden se había hecho insostenible y el comandante Valdes ordenó la retirada. Debilitada por el embate del agua del mar que había llegado hasta allí, esa misma noche se derrumbó una gran parte de la muralla que rodeaba la ciudad. Leiden estaba totalmente expuesta, pero no quedaba ningún español para tomarla al asalto. Un chico huérfano, Cornelis Joppensz, fue el primero en explorar la fortaleza enemiga fuera de la ciudad y volver con la noticia de la retirada de los españoles. De hecho, los españoles se marcharon tan precipitadamente que dejaron atrás una olla de bronce llena de “hutspot”, estofado de ternera, zanahorias y cebollas. Gijsbert Schaech llevó todo a la ciudad para sorpresa general y la olla sigue hoy en día guardada en el museo Lakenhal (eso sí, vacía). El 3 de octubre, la fuerza de apoyo entró en la ciudad desde el lado de Vliet, llevando consigo abundantes cantidades de arenques y pan blanco, además de otros alimentos para la hambrienta población. Como si fuera un milagro, Leiden se había salvado.
Desde entonces, la liberación de Leiden se ha celebrado todos los años. Las partes más antiguas de la celebración – el reparto de pan y arenques y el servicio conmemorativo en la Pieterskerk- datan del 3 de octubre original, en 1574. El carnaval y el mercadillo se añadieron poco después. A lo largo del tiempo se han indo incorporando otros eventos. El más reciente es el festival musical ‘3 October Live in Concert’. Además de dar lugar a todas las celebraciones, el 3 de octubre fue causa directa de otro elemento característico de Leiden: la Universidad de Leiden se fundó en 1575 como agradecimiento a la ciudad por su resistencia.
Cuando el consejo municipal en 1823 intentó reducir las celebraciones al domingo más próximo a la fecha (para ahorrarse días festivos), los estudiantes universitarios intervinieron, organizando su propia distribución de bocadillos de arenques el día 3, para asegurarse de que la tradición perdurara.
A finales del siglo XIX el sentimiento ciudadano estaba en lo más alto. El entusiasmo cuando se erigió una estatua en honor al mayor Van der Werf fue tal que, en 1886 se creó la Asociación 3 de Octubre (3 October Vereeniging) ‘para salvaguardar la celebración anual de la conmemoración de ‘Leidens Ontzet’. En estrecha colaboración con el ayuntamiento, los servicios municipales y otros agentes locales de importancia, como la Universidad de Leiden, la asociación organiza actualmente unos 30 actos para conmemorar esa fecha. Con más de 14.000 miembros contribuyentes, es con un amplio margen la mayor organización cívica en el ámbito de Leiden. Los 12 miembros del consejo y los 72 comisarios trabajan durante todo el año como voluntarios para hacer que ‘Leidens Ontzet’ sea el punto álgido del año para todos los residentes de Leiden.
‘Leidens Ontzet’ es algo más que bocadillos de arenques gratis. También es cantar en el siglo XXI canciones del siglo XVI junto con 3500 niños y 5000 adultos. Son fuegos artificiales, ferias y folclore. Es pasado y es presente. Y todo con comida, música y desfiles. Es una celebración de independencia y una manera de volver a conectar. Leiden resistió en 1574 ‘Por la libertad’, como reza el lema de la ciudad, para construir “El baluarte de la libertad”, que es el lema de la universidad. Y sigue siendo así. ‘Leidens Ontzet’ es para todos, es divertido y es muy, muy holandés. Y sí, también hay arenques. Muchísimos. Anímate a probarlos.